La alergia es la respuesta fisiológica frente a sustancias externas denominadas alérgenos, entre los que se distingue el polen, ocasionando la llamada alergia al polen.
Y este tipo de alergia al polen puede ser confundida con manifestaciones de resfriado o catarro, pues resulta difícil diferenciarlos. En ambos casos los estornudos se hacen frecuentes y se acompañan de irritación nasal o picazón en los ojos.
La alergia al polen también se le denomina comúnmente como fiebre del heno. En los Estados Unidos de Norteamérica se considera que se encuentran afectadas unos 35 millones de personas. Y es lógico pensar que la nutrida vegetación de árboles, el césped y las hierbas produzcan, desde el periodo primaveral al otoño, gran cantidad de polen.
Causas determinantes de la alergia al polen
Hay diferentes tipos de alergia, que se clasifican más por los agentes que la causan que por sus manifestaciones que suelen ser comunes y difícil su diferenciación. Así encontramos alergias al polen, a los ácaros del polvo, a determinados alimentos, a ciertos medicamentos, a la caspa de los animales, al moho.
Manifestaciones de la alergia al polen
Los principales síntomas de las alergias al polen se encuentran los frecuentes estornudos acompañado de irritación nasal con abundante secreciones mucosas y la persistente tos. También aparece comúnmente el lagrimeo, la molesta picazón e irritación en los ojos, nariz y garganta. Estos síntomas persisten mientras esté cerca de la fuente de polen.
Esto determina que al examen médico se aprecie producción de moco acuoso y al explorar las fosas nasales se podrá apreciar el enrojecimiento, inflamación y típica coloración violácea de la mucosa de los cornetes. Esto ocasiona la obstrucción nasal generando dificultades para respirar con la consecuente congestión nasal.
El desarrollo del proceso inflamatorio determina que afecte toda la región, incluyendo los senos maxilares y frontales y crear las condiciones favorables para generar la llamada sinusitis. Es frecuente encontrar que se acompañe de dolores de cabeza, toma del estado general con cambios de carácter e irritabilidad.
Diagnóstico
Habitualmente se busca establecer el agente o los agentes causales que determinan la afección por alérgenos. Y al efecto se preparan soluciones que se inyectan en la piel, que son las llamadas pruebas cutáneas que se realizan al aplicar mediante una aguja muy fina una pequeña cantidad de alérgeno. Después de esperar unos minutos se hace la lectura y si aparece una respuesta inflamatoria, es decir enrojecimiento o cualquier otro tipo de reacción revela que es alérgico a esa sustancia.
También se debe complementar mediante análisis de sangre buscando la presencia de una proteína que se denomina inmunoglobulina E (IgE), que produce fisiológicamente para protegerlo en contra de la respuesta mediada por alérgenos, como es el caso de las alergias por polen.
Medidas preventivas y tratamientos para la alergia la polen
La primera medida debe ser consultar a un especialista quien determinará la causa, es decir el tipo de polen que causa la alergia y como resultado tratar de alejarlo de las fuentes que lo llevan a esta compleja y molesta situación de respuesta alérgica.
Podrá indicarte un esquema de tratamiento para la alergia al polen de los llamados sintomáticos, es decir, utilizar medicamentos que ayuden a eliminar la congestión nasal, el lagrimeo y la picazón de nariz y garganta.
Y la más duradera que es aplicar inyecciones para la alergia por polen, las llamadas vacunas. Estas tienen pequeñas cantidades del tipo de polen que causa tu respuesta alérgica. En las primeras etapas se aplican todas las semanas para reducir los síntomas. En términos generales en la alergia al polen, los esquemas de administración de estas inyecciones se extienden durante etapas prolongadas alcanzando hasta unos 5 años.