Estar bien informados nos permite tomar las mejores decisiones. Cuando hacemos o dejamos de hacer algo por tener un fundamento contundente, nuestra conducta es inteligente. Por todo esto es tan relevante aprender sobre nuestra salud, y cuales son las conductas saludables. Todos los días debemos decidir que vamos a comer, por lo que es clave saber exactamente que nos conviene y que no. Hay muchas dietas sanas, el punto es elegir la que mejor se adapte a nuestra situación, tanto de salud, edad, sexo, tomando en cuenta nuestros gustos personales. Para poder seguir una dieta debe ser realista. Si sabemos que el brócoli es muy sano, pero realmente no nos gusta ni un poco, aún probando diferentes preparaciones, no es buena idea incluirlo en nuestro menú.
Sin embargo, para que las dietas sanas sean eso, deben cumplir con determinadas pautas, que son justamente nuestros requerimientos nutricionales.
Pautas comunes de las dietas sanas
1. Proteínas. Tanto de origen animal como vegetal, nuestra dieta debe cubrir nuestras necesidades de proteínas, las cuales son diferentes en cada edad. Las proteínas están formadas por cadenas de aminoácidos. Algunos de ellos se llaman esenciales, ya que nuestro organismo no puede fabricarlos. Una dieta sana debe incluir todos los aminoácidos esenciales. Si comemos proteínas animales se cubren con facilidad pero si tenemos una dieta sin productos de origen animal debemos prestar mucha atención para no omitir aminoácidos esenciales (algo que ocurre con frecuencia si no se presta suficiente atención)
2. Lípidos o grasas. Las grasas las asociamos con algo negativo, en forma completamente equivocada. Si bien hay grasas no saludables, que son las saturadas, existen las grasas sanas que son las insaturadas. Se dividen en dos grupos: monoinsaturadas (en aceites y frutas secas) y las polinsaturadas, que son las más conocidas omega 3 y omega 6. Las primeras están presentes sobretodo en aceites, semillas y granos, y las segundas especialmente en legumbres, frutas secas y pescados. En la mayoría de esos casos los alimentos contienen además bastante fibras, algo muy deseable en una dieta sana. Si queremos saber más sobre las grasas en la alimentación hay un artículo muy interesante en monografias.com.
3. Hidratos de carbono. Si bien son muy necesarios, no en la cantidad que se les adjudica en la clásica pirámide alimenticia. Es ideal recibirlos en forma de cereales integrales, frutas y alimentos con el menor procesamiento posible. Por ejemplo, en un desayuno en lugar de cereales azucarados, es mucho mejor incluir avena con mínimo procesamiento. De este modo se consumen fibras, que son básicas en las dietas sanas.
4. Vitaminas. Las vitaminas son fundamentales para nuestra salud, y las dietas sanas las incluyen con mucha atención. Se las divide en dos grupos: liposolubles (se almacenan en el organismo) y las hidrosolubles (no se almacenan). Las consumimos en frutas frescas, lácteos y vegetales, Nuevamente, en casi todos esos alimentos hay un importante aporta de fibras.
5. Minerales. Si bien todos tienen su importancia, el mayor énfasis se hace en el Hierro (sirve para el transporte de Oxigeno en la sangre), Calcio (estructura ósea, dientes y para la contracción muscular), Potasio (trabajo muscular, incluido el corazón) y Sodio (regula los fluidos del cuerpo). Por supuesto que no se puede omitir el Magnesio, Manganeso, Zinc, Fósforo, etc.
6. Agua. Muchas veces se omite hacer énfasis, cuando hablamos de dietas sanas, de aportar la suficiente cantidad de agua, que es aproximadamente de dos litros al día para un adulto sano.
Conclusiones:
Cuando estamos considerando dietas sanas, debemos ser muy cuidadosos en verificar que a diario estamos recibiendo todos los elementos necesarios, en la cantidad necesaria. Cuanto más completa es la dieta, cuantas más cosas incluye (en cantidades adecuadas) más probable es que sea muy sana.
Imagen: nhs