Vitaminas hidrosolubles y liposolubles se distinguen entre sí por tener capacidad de disolverse en grasa o en agua.
Mientras las primeras tienen capacidad para ser disueltas en agua las segundas tienen capacidad para ser disueltas en grasas. Entre estas podemos citar la A y la E que se absorben por lipoproteínas, las quilomicrones que son transportadas por el sistema linfático del intestino delgado y también lo hacen a través de la circulación sanguínea. Las citadas son almacenadas en los tejidos corporales y permanecerán en los tejidos acumuladas, con lo cual debido a este almacenamiento es posible el riesgo de hipervitaminosis, es decir el consumo en exceso de vitaminas.
Vitaminas hidrosolubles y liposolubles, hidrosolubles
Se diferencian de las anteriores por poder ser disueltas en agua y también porque pueden ser eliminadas por la orina. Es por ello que al no tener capacidad de almacenarse es necesario adquirirlas habitualmente por medio de la dieta. Estas son la C y las del complejo B.
Así como son eliminadas por la orina también se pierden a partir de la cocción de los alimentos e inclusive al almacenarlos.
Pero sin embargo al almacenarlos y cocinarlos correctamente se reduce la posibilidad de pérdida.
Vitaminas hidrosolubles y liposolubles, almacenamiento
El almacenamiento de las hidrosolubles es importante entonces a fin de que no exista pérdida de estas sustancias tal como también es conveniente una cocción correcta de los alimentos que las contienen.
En este sentido si es necesario almacenarlos, al no consumirlos frescos se deben guardar en la nevera refrigerados y lejos de la luz solar.
Luego al cocinarlos sobretodo cuando se trata de vegetales que se van a hervir, se los debe cocinar con un mínimo de tiempo de cocción y además de ello utilizar esa agua de la cocción, pues es en ella donde han quedado las vitaminas.
Vitaminas hidrosolubles y liposolubles, alimentos
Entre los alimentos ricos en vitaminas liposolubles, recordando que pueden ser disueltas en grasa y acumulables en los tejidos corporales como grasas. Por ejemplo la A y la D son almacenadas en el hígado como reservas por un tiempo de seis meses. Por lo tanto con un aporte que no sea suficiente, el organismo contará con depósitos hasta tanto sean agotados. No obstante la vitamina K y sus depósitos son agotados rápidamente en pocos días.
En cuanto a la A puede ser encontrada en la yema de huevo, la leche y algunas verduras. No debe existir un aporte excesivo dado que se traducirá con problemas a nivel de la piel y dolores de cabeza. Mientras que su carencia indicará ceguera nocturna y daños a nivel de la visión.
La D además de poder ser encontrada en el huevo también se encuentra en la leche además de que puede ser aportada por los rayos solares, pues es de este modo como se activa. Mientras una carencia de ella causa osteomalacia y raquitismo, un exceso provoca la acumulación de depósitos de calcio en distintos órganos.
La E puede ser aportada por vegetales, la yema de huevo, cereales y soja. Al observarse una carencia de esta sustancia tendrá que ver problemas a nivel neurológico.
En el caso de la K se encuentra en el hígado, la carne de cerdo y los vegetales de hojas verde oscuro. Un exceso de ella se traduce en la presencia de ictericia y/o anemia, mientras que una carencia se traducirá en alteraciones a nivel de la coagulación de la sangre.
Vitaminas hidrosolubles y liposolubles, hidrosolubles alimentos
Como alimentos que aportan vitaminas hidrosolubles, es decir las del complejo B y la C, nos encontramos que los que aportan la C son las carnes, la leche, la espinaca, todas las frutas cítricas como limón, kiwi, naranja, mandarina, frutilla, fresas, pomelo etc. Si se produce un déficit de esta sustancia es posible desarrollar escorbuto, mientras que un exceso de ella dará lugar a problemas de índole renal como cólicos.
Como alimentos fuente del complejo B podemos citar el huevo, los cereales, las verduras de hojas verde oscuro, la levadura de cerveza, el hígado, la leche y los derivados lácteos, la carne de pescado. Lee complejo B beneficios.