No debe haber un solo fumador en el mundo que no hayamos pensado al menos una vez dejar de fumar sin poder lograrlo.
En estos días todo fumador o ex fumador sabemos que este hábito puede matarlos, o al menos enfermarlos (incluso a su entorno), muy seriamente.
Si unimos ambas ideas: todo fumador al menos algunas veces quieren dejar de fumar, y todos saben que es muy malo, la lógica consecuencia debería ser que nadie en el planeta encienda más un cigarrillo.
Claramente no es así, si bien también es cierto que el número de fumadores, especialmente debido a las intensas campañas, va siendo cada vez menor en el mundo entero.
Los motivos de que sigan existiendo personas que mantienen el hábito de fumar son varios. En primer lugar, es verdad que el cigarrillo genera adicción, por lo que dejarlo puede tener un cierto nivel de dificultad.
La adicción al cigarrillo es muy fuerte, más fuerte que la adicción a la heroína.
Uno de los motivos más importantes para que las personas sigan fumando, es que tienen la fuerte convicción de que dejar el cigarrillo es casi imposible.
Esto no es así. Hay que tomar algunas medidas para simplificar las cosas, pero cualquier fumador puede dejar de serlo si tiene la verdadera convicción de que eso es lo que quiere.
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Un paso clave es comprender a fondo lo que es una adicción. En una definición comprensible, una adicción es una conducta compulsiva que lleva a una acción, que en general tiene una fuerte recompensa en términos de placer (el fumador sienten un enorme placer con el cigarrillo), pero que tienen muy consciente que no es adecuado.
En general se acompaña de una dependencia sicológica, en la mayoría de las adicciones, o física (en algunas, pero siempre son controlables con tratamiento adecuado). La manifestación de esa dependencia se da cuando se suspende la conducta adictiva, por supuesto.
Pero luego de todo esto, hay un punto que es el más importante: esa conducta es voluntaria. Existe una fuerte compulsión, pero el acto sigue siendo voluntario, por lo tanto controlable. Al fumador no lo persiguen cigarrillos encendidos que lo obligan a aspirar su humo, voluntariamente lleva el cigarrillo a su boca e inhala.
Comprender esto tan simple, es la clave para dejar de fumar: solo basta no prender un solo cigarrillo más. Es voluntario, es más que posible, es un hecho si realmente queremos hacerlo. Veamos ahora como facilitar las cosas
10 Consejos para dejar de fumar:
1. Si la cantidad de cigarrillos es muy alta, puede ser buena idea bajar la cantidad en los días previos.
Este paso no es ineludible, pero ayuda. Para eso, podemos comenzar a prender el primer cigarrillo del día, una hora más tarde cada día. Bajar en forma sistemática: si fumamos 30 cigarrillos, el día 1 tienen que ser 20, el 2 deben ser como máximo 10, el 3 solo 5 y al día siguiente ya no se fuma.
2. Comunicar a todo el entorno que hemos dejado el cigarrillo.
Esto ayuda más de lo que parece.
3. Preparar un plan previo para los momentos donde el cigarrillo era inevitable.
Por ejemplo, luego de las comidas, o cuando se toma un café. Como es probable ganar un poco de peso, podemos evitarlo en parte, planificando una pequeña caminata luego de la comida (por el mismo tiempo que dura un cigarrillo) y tratando de hacerlo a un ritmo cada vez mayor. Evitar el café, si es un hábito muy asociado.
4. En los primeros días hay momentos en que el deseo de fumar es muy intenso.
Hacer una actividad cualquiera en esos momentos ayuda mucho. Algo que en lo personal me resultó mucho, es pensar, en dos horas puedo fumar. Cuando pasa ese tiempo, darse tres horas más. Al ver que han pasado 5 horas y no hemos fumado, aumentamos el tiempo. Lo bueno de esto es que vamos controlando hora a hora, lo que suele ser muy efectivo.
5. Pensar en que se ha dejado para siempre, pero con metas diarias.
No fumo más, pero solo por hoy no voy a caer en la tentación de un solo cigarrillo.
6. Si bien las recaídas ocurren, no hay que sentirse culpables por ellas.
Pero intentemos al máximo evitarlas, recordemos que es un acto voluntario.
Fumamos solamente si hacemos cosas en ese sentido. El cigarrillo no tiene ningún poder que no le demos nosotros.
7. Consultar con el médico.
Antes de dejar cuando la cantidad de cigarrillos es muy importante, o el tiempo de consumo es muy elevado, puede ser una buena idea, ya que nos puede ayudar con algunas cosas. Puede ser importante recibir vitaminas, o incluso un ansiolítico suave en algunos casos.
8. Un punto muy importante es asociar mentalmente el cigarrillo con algo que nos produzca rechazo.
Recordemos el primer cigarrillo, que en general no fue placentero. La sensación de mareo, falta de aire y olor desagradable deben estar siempre presentes.
9. No preocuparse mucho si se da una cierta ganancia de peso.
En la medida que mejoramos físicamente, también debemos ir aumentando la cantidad de ejercicios lo que bajará la ansiedad y nos va a ayudar mucho al fumador a volver al peso adecuado.
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10. Por último, algo que en lo personal me ha servido mucho.
No hay que visualizarse a uno mismo como un ex fumador. Hay que visualizarse como un no fumador que cometió un error. En mi caso un error de varios años, pero error al fin. El catalogarse como adicto a algo, ya nos predispone. Dejar de fumar no solo es posible, si realmente queremos hacerlo es tan simple como no encender nunca más un cigarrillo.