La vida era más simple cuando éramos niños. La conversación se daba de manera natural, sin miedos ni preocupaciones, y conocíamos a otros niños fácilmente. Jugar y conversar con ellos era parte natural de la infancia.
Sin embargo, cuando crecemos, las cosas cambian. No sólo es difícil hacer nuevos amigos, también lo es mantener los antiguos.
Las rutinas, las obligaciones cotidianas, y los proyectos de vida con frecuencia van separando nuestros caminos hasta el punto en que ya no podemos frecuentarnos o simplemente ya no tenemos nada en común, ni nada que decirnos.
La buena noticia es que hay muchas cosas que podemos hacer para hacer nuevos amigos en la edad adulta.
¿Por qué es difícil hacer amigos?
Dentro de los grupos de adultos, los jóvenes veinteañeros son los más amistosos. Hacen un amplio uso de las redes sociales, lo que los lleva a interactuar constantemente no solo con sus amigos, sino con diferentes personas que conocen a través de estos medios.
Mientras tanto, los adultos de más edad se vuelven cada vez más solitarios. Según varias encuestas, tenemos menos amigos hoy en día que en los años 80. Y las relaciones virtuales que establecemos no son ni remotamente tan satisfactorias como las “reales”.
Asimismo, muchas personas treintañeras se quejan de que no saben cómo hacer nuevas amistades.
Este problema es muy importante ya que la amistad es uno de los factores esenciales para llevar una vida feliz y equilibrada.
Se sabe que el ser humano es un ente social por naturaleza. Estudios han revelado que tener una buena red social de amigos cercanos contribuye a reducir el estrés, y favorece la buena salud y la longevidad.
Por supuesto, pasar tiempo a solas no solo es importante sino esencial para conocernos a nosotros mismos y para encontrar calma y reflexión. Pero lo importante es encontrar un balance.
Conocemos menos personas
Como adultos ya no tenemos la misma diversidad de actividades que de niños. Los cursos de verano, nuevos grupos escolares cada semestre, actividades extracurriculares, proyectos y viajes escolares, etcétera.
Muchas veces nuestras vidas se vuelven muy rutinarias, por lo que nos movemos en los mismos círculos sociales. El de padres de familia, el del trabajo, y el del vecindario.
Tenemos otras prioridades
Por supuesto, aún en nuestras rutinas, tenemos contacto con personas nuevas, sin embargo tenemos otras prioridades, y es muy poco probable que entre ellas esté establecer amistades diferentes.
Cuando éramos niños, nuestra prioridad era jugar y divertirnos. Jugamos en el recreo de la escuela, a la salida, en las vacaciones, y con los vecinos por las tardes después de hacer los deberes.
Como adultos tenemos muchas responsabilidades. Ir a trabajar, pagar las cuentas, cuidar y educar a los niños.
El tiempo para la diversión y el esparcimiento queda relegado a un segundo plano, y por lo tanto, para muchos esos momentos de relajación rara vez se presentan.
Nos preocupa el qué dirán
Cuando éramos niños aún no asimilábamos los miedos culturales. Éramos espontáneos, no nos preocupaba el miedo al rechazo o al ridículo como nos preocupa de adultos.
Pocos tomarán el riesgo de intentar establecer una nueva amistad. Las otras personas pueden encontrar extraña la petición, pensar que tienes segundas intenciones, un problema de dependencia o que simplemente eres “extraño”.
La mayoría de los adultos prefiere actuar como que está muy ocupado para hacer nuevos amigos, o peor aún, que no los necesita.
Desconfiamos de los desconocidos
El camino de la vida no es un paseo al parque. Está plagado de subidas y bajadas, de buenos y malos momentos, de ilusiones y decepciones. Es muy improbable llegar a la edad adulta sin cicatrices emocionales.
Y es bueno aprender de ellas. El problema surge cuando tus malas experiencias previas te han vuelto desconfiado al punto de cerrarte y no querer acercarte a nuevas personas.
Lo cierto es que la amistad es una parte esencial en nuestra vida. Las cosas materiales y los logros profesionales nunca podrán suplir los buenos momentos y la satisfacción que brinda un amigo.
Por eso, tenemos un plan de acción para que pongas manos a la obra y enriquezcas tu vida con nuevas amistades, y las mantengas.
Plan de acción
Si nos damos a la tarea de buscar a nuestras almas gemelas, salimos con ellas y las cortejamos, ¿por qué no hacer lo mismo con los amigos?
Debido a que, como ya mencionamos, muchos adultos se sienten perdidos en cuanto a cómo hacer nuevos amigos, aquí te ofrecemos una guía del proceso que parece hemos dejado olvidado en los archivos de nuestra memoria infantil.
1. Sé tú mismo
Uno de los cimientos de la amistad son las afinidades, por lo que la mejor manera de hacer nuevos amigos es participando en actividades sociales relacionadas con tus intereses personales.
Clases de cocina, clubes de lectura, talleres de pintura o el equipo deportivo de padres de familia o de la oficina, son algunos ejemplos de la cantidad de opciones en las que puedes encontrar personas afines.
Un truco para asegurarte que estás trabajando en ello es ponerte como meta cada que vayas a una fiesta, salir con al menos 3 números telefónicos de potenciales nuevos amigos.
No olvides sonreír y sonreír. Nada atrae más que la gente amistosa y sonriente
2. Acercamiento
Como en los romances, debe haber una etapa de «coqueteo”. Habla de temas que crees puedan interesar a ambos: el concierto al que fuiste el mes pasado, el viaje que planeas hacer en el verano.
Pregúntale qué planea hacer el fin de semana, qué opina de tu equipo favorito, cuáles son sus pasatiempos.
Toda esta charla te servirá para ir estableciendo no solamente qué tan afines pueden ser, sino la empatía a la hora de conversar.
Una vez que conoces a un potencial amigo, es importante que recuerdes que tanto en la amistad como en el amor, no debes apresurarte. Debes darte tu tiempo para conocer mejor a esa persona antes de confiarle tus asuntos personales.
A veces, por la emoción de hacer nuevos amigos, puedes acelerarte y decepcionarte después.
3. Revela cosas personales
Una de las cosas que determinan una verdadera amistad es el nivel de confianza e intimidad que se establece. Nunca pasarás esa barrera si no te animas a dar ese paso.
Si ya encontraste a alguien que te agrada, con quien ya has establecido cierto nivel de acercamiento y conviviencia, y con quien quisieras intimar más, debes hablar de temas más profundos que el clima o el resultado del juego de fútbol.
Puedes empezar abordando temas de reflexión, y ver cómo responde tu nuevo amigo, antes de revelar asuntos más personales de tu vida. De esta forma podrás medir su disposición y entusiasmo para profundizar la naciente amistad.
Este tipo de temas profundos y personales son clave en la amistad. El apoyo emocional es lo que marca la diferencia entre un amigo y un mejor amigo.
En estas conversaciones también podrás valorar si comparten la misma escala de valores, y la actitud del otro hacia las diferencias de opinión o intereses. Otro factor clave en una amistad duradera.
4. Sé persistente
No te desanimes si tu nuevo amigo rechaza un par de invitaciones. Puede ser que esté ocupado con sus obligaciones o tenga ciertos problemas que resolver. La vida adulta no es tan simple como era la infancia, y el tiempo libre es un bien escaso.
Si ya han comenzado a relacionarse con el pie derecho y no hay ninguna señal para pensar lo contrario, persiste y demuestra tu interés en su amistad.
En este punto del cortejo, la información que ya han compartido puede ser la pauta para una invitación a salir.
Tal vez a los dos les gusta la comida china, o hay un partido el fin de semana de su equipo favorito. Estas actividades son excelentes opciones para seguir trabajando en fomentar la nueva amistad.
Otra forma de aproximación aún más sencilla es ofrecerte a hacerle un favor. Tal vez prestarle un libro, ayudarle a hacer alguna reparación en casa, darle un consejo de cocina, o enseñarle a hacer algo en la computadora con lo que ha estado batallando.
5. No limites tus opciones
Puede ser que tengas una imagen ideal del amigo que buscas. Pero tendrás más oportunidades de ampliar tu círculo de amistades y enriquecer tu mundo si ves más allá.
Quizá esa vecina medio hippie que siempre te saluda con entusiasmo, o el colega del trabajo que es tímido pero amable tienen el potencial para ser tus nuevos mejores amigos.
¿Cómo mantener las viejas amistades?
Muchos de nosotros, a veces sin darnos cuenta, descuidamos a nuestras amistades. Vivimos tan inmersos en nuestras obligaciones y rutinas que relegamos a último plano a algunos de nuestros amigos.
Al final, ni la amistad más sólida va a sobrevivir a la distancia y el alejamiento emocional. Por eso, te traemos algunos consejos que te ayudarán a mantener a tus amigos.
1. No guardes rencor
Tu vieja amiga no fue a tu fiesta y ahora crees que ya no le importas. O tu compañero de la universidad con quien compartiste tanto, no te mandó ninguna felicitación por el nacimiento de tu primer hijo y piensas que la amistad ha muerto. Calma, no te precipites.
Como ya mencionamos, las responsabilidades de la vida adulta suelen ser agobiantes. Antes de asumir lo peor y mandar su amistad al archivo del ayer, sigue el paso 2.
2. Habla con la verdad
La honestidad siempre es la mejor política. Si la próxima vez que hablen finges que no te molestó su ausencia a la reunión, nunca sabrá que era importante para ti, y el alejamiento se intensificará.
La verdad también aplica en cualquier tema entre ustedes. Ninguna clase de relación interpersonal tiene futuro si se mantiene en el nivel superficial.
3. Mantén cercanía virtual
Si por las actividades cotidianas no pueden verse con la frecuencia que desearían, las redes sociales y el correo electrónico son tus salvavidas y la mejor manera de alimentar una amistad en la distancia.
Por supuesto, los posteos en masa (dirigidos a todos tus contactos o a un grupo) no sirven para este propósito, pero los personales sí.
Asegúrate de darte tiempo para estar al pendiente de lo que pasa en su vida y de las fechas importantes. Un amoroso mensaje de felicitación por la graduación de su hija puede hacer la diferencia, aunque no hayas podido estar presente.
4. Breve pero constante
A todos nos ha pasado que recibimos un mail de una vieja amistad, y dejamos para después responderlo, con la idea de escribir larga y detalladamente. El resultado es que nunca lo respondemos.
Debido a nuestras rutinas saturadas de actividades y con tan poco tiempo libre, lo mejor es que respondas de inmediato, aunque sea brevemente.
Y también es recomendable que envíes mails con frecuencia, no importa que sean cortos. Lo que cuenta es que demuestres a tus amistades que las recuerdas.
5. Haz una cita formal
Si ya has logrado quedar con esa amistad a la que no has visto en un buen tiempo, no lo tomes a la ligera.
Agenda la cita con la seriedad de un compromiso de trabajo. No se te ocurra cancelar a última hora, porque le demostrarás a tu amigo o amiga que se encuentra al final de tu lista de prioridades.
De la misma forma debes agendar las llamadas telefónicas o las charlas por Skype.
6. Muestra disponibilidad en emergencias
No importa la distancia, si tu amigo te llama a mitad de la noche porque está pasando por algo crítico, no lo ignores. ç
Demuéstrale que la distancia no es un factor contra la lealtad y la solidaridad en una amistad verdadera.
7. Fluye con los cambios
Si tu amigo o amiga de pronto enfrenta un gran cambio en su vida, no te cierres ni entres en pánico.
Si se muda a otra ciudad, o tendrá un hijo, un ascenso o ha cambiado de hábitos o preferencias, lo mejor es que fluyas con las nuevas circunstancias, le des tu apoyo, y te adaptes al cambio.
8. Planea un buen reencuentro
Si no has visto a esa persona en mucho tiempo y por fin se van a reencontrar, en vez de verse para tomar un café, que puede ser una situación un tanto extraña, mejor hagan algo que acostumbraban hacer en los viejos tiempos.
Tal vez salir a correr, o jugar boliche, o cocinar.
Ese tipo de actividades serán un recordatorio instantáneo de su amistad, y podrán retomar la relación de forma más sencilla.
9. Lánzate a la aventura
Si tu amigo o amiga se mudó a una ciudad lejana y a veces te encuentras añorando los viejos momentos que compartieron, no hay pretexto: toma un avión y visita a esa persona tan importante para ti.
Pueden planear unas pequeñas vacaciones, y organizar diversas actividades para esos días. Y por supuesto, déjale saber a tu amistad que tu casa también está disponible para cuando quiera visitarte.
El momento de la verdad
Ya sea una nueva amistad o una vieja, hay 3 preguntas que debes hacerte y que te servirán para evaluar la calidad de su amistad:
- ¿Podrías quedar atrapado en un elevador con esta persona, y pasarla bien?
- ¿Se alegra sinceramente cuando te sucede algo bueno?
- ¿Te alegras genuinamente de las cosas buenas que le suceden, incluso cuando es algo no conveniente para ti?
Si contestaste que sí a las 3 preguntas, ¡Felicidades! Tienes una amistad real, valiosa y sincera.
Las relaciones tóxicas son muy comunes. Cuando tu amiga o amigo se muestra envidioso, criticón o controlador, es señal de alarma y es momento de tomar decisiones, porque esas actitudes no son aisladas, sino la manifestación de una realidad tóxica subyacente.
Conclusiones
Puede ser que tengas amistades de toda la vida y te basten. Antes jugaban con las barbies o al fútbol, y ahora se reúnen los sábados para llevar a sus hijos al parque.
No obstante, en muchos casos, las personas están necesitadas de nuevas amistades y aunque pueda parecer difícil encontrarlas, no te desanimes.
Solo necesitas buena actitud, constancia y seguir las sugerencias que te propusimos en este artículo.
No olvides que ya que encuentres nuevas amistades, debes siempre cultivar y cuidar esa nueva relación, para que perdure y se fortalezca en el tiempo.
Cuéntanos qué tan bueno eres para hacer nuevos amigos, y qué técnicas o trucos utilizas para ello.
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