Los aceites vegetales y extraídos de semillas como el de girasol no son tan saludables como se cree y hay cuatro razones de ello.
Que las semillas de girasol provengan de una fuente sustentable no contaminada y que aporten vitamina E y minerales como cobre, tiamina y fósforo, no significa que el aceite que de ellas se extrae también sea saludable.
El aceite de girasol no formó parte de nuestra dieta sino hasta cerca de inicios del siglo XX, cuando técnicas modernas permitieron extraerlo de las semillas.
A diferencia del de coco o de oliva, el aceite de girasol no se separa de la planta o la semilla naturalmente. Quizá nunca debió utilizarse como alternativa para el consumo humano.
A continuación cuatro razones que deberían ser suficiente para que evites la ingesta de aceite de girasol.
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1. Está demasiado procesado
Las semillas son muy procesadas con químicos no naturales para producir el aceite, uno que pertenece junto al de soya, maíz y canola, al grupo de aceites vegetales.
Las semillas o plantas que producen estos aceites deben ser procesadas a altas temperaturas, prensados mecánicos, solventes industriales y cloro.
Si el aceite de girasol que estás utilizando es hidrogenado también contendrá grasas transgénicas, ampliamente vinculadas con la obesidad, enfermedades cardiovasculares, presión alta y otras enfermedades.
Las grasas transgénicas disminuyen la cantidad de colesterol bueno en el cuerpo y al mismo tiempo aumentan el colesterol malo.
Aunque habitualmente el aceite de girasol puro no está hidrogenado, la mayoría de los que se usan para procesar otros alimentos sí lo están, por lo que siempre debes revisar los ingredientes en la etiqueta de los productos.
Las grasas transgénicas del aceite de girasol hidrogenado podrían estar en el aderezo para ensaladas, en la mayonesa, galletas y otros alimentos de frecuente consumo.
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2. Estructura molecular no estable
Al hablar de aceites se mencionan tipos distintos de grasas o cadenas de lípidos.
A continuación explicaremos brevemente por qué las grasas de los aceites vegetales son peligrosas:
- Las grasas saturadas no contienen enlaces dobles
- Las grasas monoinsaturadas contienen un enlace doble
- Las grasas polinsaturadas contienen dos o más enlaces dobles
El aceite de girasol es alto en grasas polinsaturadas, lo que significa que tiene múltiples enlaces moleculares dobles. Los ácidos grasos se oxidan al ser sometidos a altas temperaturas, lo que libera compuestos dañinos como alcoholes, aldehídos y cetonas. Quiere decir que lo que cocines con aceite de girasol podría convertirse en tóxico para tu cuerpo.
3. Puede provocar enfermedades
Los aceites vegetales son ricos en ácidos grasos esenciales como omega 6, lo que puede provocar que el balance en el organismo entre este y el omega 3, se altere.
El cuerpo comienza a desarrollar procesos inflamatorios crónicos al acumular demasiados ácidos omega 6, condiciones vinculadas a enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, artritis, Alzheimer, depresión y daño al hígado.
Investigaciones han demostrado que una dieta rica en ácidos grasos omega 6 puede alterar la función inmunológica y fomentar el asma en los niños.
4. Puede contener antioxidantes sintéticos
Compuestos químicos como la terbutilhidroquinona (TBHQ) son muy empleados en la industria alimenticia para prevenir la oxidación de los productos y mantenerlos frescos por más tiempo.
Estudios han advertido que estos antioxidantes sintéticos pueden tener efectos secundarios y causar actividad carcinógena en las células.
Estos químicos también han sido vinculados con el daño hepático, condiciones del riñón, disfunciones autoinmunes y colesterol alto.
Otros aceites vegetales a evitar
El de girasol no es el único aceite que se debe evitar. Hay otros cuya producción está basada en semillas genéticamente modificadas, que pasan por un proceso artificial hasta ganar la claridad y el espesor del producto final.
Algunos de los aceites que querrás mantener alejados de tu cocina incluyen de canola, soya, maíz, cacahuate, ajonjolí y de palma. Este último no sufre los mismos procesos químicos que el de girasol, pero lo incluimos en la lista por sus terribles efectos ambientales que su industria provoca.
Se estima que al menos la mitad de los productos alimenticios procesados lo contienen porque es muy económico.
¿Cuáles aceites saludables puedo usar para cocinar?
El mercado de alimentos ofrece muchas fuentes de grasas saludables para cocinar. Las siguientes son algunas de ellas.
Aceite de coco
Suma cadenas únicas de ácidos grasos y ácido láurico que promueven la pérdida de grasa en el abdomen, reducen la inflamación y tienen efectos positivos en el sistema inmune.
Aceite de aguacate
Está lleno de compuestos saludables para el corazón que potencian la absorción de nutrientes y estabilizan la presión sanguínea.
Aceite de oliva extra virgen
Es rico en antioxidantes que disminuyen los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares, protegen el sistema inmunológico y pueden incrementar la libido.
Mantequilla
Contrario a lo que se cree, la mantequilla es más saludable que la margarina, siempre que sea orgánica y no tenga químicos añadidos.
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