Los mejores medicamentos para quitar el dolor crónico y agudo – [cómo elegir el adecuado]

El dolor no es una enfermedad, sino un síntoma. Es una sensación desagradable mediante la cual el cuerpo nos avisa que algo no anda bien o nos impulsa a alejarnos de la fuente que está causando daño.

El dolor es, de hecho, la herramienta que nos permite darnos cuenta a tiempo de que tenemos que tomar alguna acción, desde el descanso hasta la atención médica, antes de que las consecuencias de un problema de salud sean irreversibles.

Los medicamentos que controlan el dolor no combaten la enfermedad, pero sí el síntoma.

Normalmente, cuando algo nos provoca dolor, el tratamiento adecuado es aquel que combina un medicamento que ataca el problema y uno que ayuda a manejar los síntomas para que sean menos incómodos.

Por ejemplo, si tenemos una infección en las vías respiratorias, nuestro médico nos puede recetar un antibiótico para combatir el proceso bacteriano, y un analgésico para el dolor y las molestias.

¿Cómo elegir el medicamento adecuado contra el dolor?

Elegir el medicamento contra el dolor que más nos ayude implica que conozcamos algunas cosas, como el tipo de dolor que estamos experimentando, su intensidad o severidad y, de preferencia, qué lo está causando.  

También debes tomar en cuenta si tomas alguna otra medicación, para evitar posibles interacciones medicamentosas y, por supuesto, tus alergias, si las tienes.

Tipos de dolor

Primero es preciso conocer qué tipos de dolor puedes sentir debido a su intensidad o la forma en cómo se presenta, pues la severidad de cada uno requerirá diferente tratamiento.

1. Dolor Agudo

El dolor agudo normalmente ocurre como consecuencia de una lesión, que puede ser causada por una cortada, una fractura, o incluso una infección dental.

Este tipo de dolor tiende a ser severo pero también a remitir de forma rápida, en cuestión de días o de semanas, y la curva de alivio tiende a ser acusada. En estos casos, el tratamiento se prescribe solo mientras sana la lesión.

Dependiendo de la intensidad de la lesión y del dolor derivado, se pueden utilizar analgésicos no esteroideos como el naproxeno o ibuprofeno.

En casos más graves, como accidentes graves u operaciones, puede ser necesario recetar medicamentos opioides. Como veremos más adelante, estos últimos son muy efectivos pero también conllevan bastantes efectos secundarios.

Lee nuestra guía sobre los usos del paracetamol

2. Dolor crónico

El dolor crónico puede comenzar con una lesión que nunca termina de sanar por completo o que deja secuelas nerviosas. Algunos casos frecuentes de dolor crónico se relacionan con el dolor en la espalda baja y la artritis.

El dolor crónico es difícil de tratar porque cuando el efecto del medicamento cesa, el dolor reaparece, y tomar drogas analgésicas por un espacio prolongado puede derivar en serias consecuencias para el organismo.

Además, no todos los medicamentos funcionan bien para el dolor crónico.

Los analgésicos de uso más corriente, y en particular los opioides, no son muy efectivos en estos casos, a diferencia de otras estrategias como las técnicas de estimulación eléctrica, la acupuntura, los cambios en el estilo de vida y algunas terapias psicológicas, como la cognitivo conductual, que tienen un grado estadístico de éxito más alto.

3. Dolor nervioso

El dolor nervioso es un tipo de dolor crónico que deriva de una lesión en los nervios o en el sistema nervioso.

Algunos tipos frecuentes de dolor nervioso incluyen la ciática, el prolapso discal, daño nervioso tras una cirugía espinal, dolor por infecciones como la herpes, dolor por diabetes, dolor en un órgano fantasma tras una amputación, y dolor por esclerosis o infarto.

Las medicinas que se utilizan para tratar el dolor nervioso incluyen la amitriptilina, nortriptilina, gabapentina y carbamazepina

Severidad del dolor

La intensidad del dolor normalmente se clasifica en leve, moderada o severa. Uno de los principales criterios para elegir el tratamiento contra el dolor, es la intensidad del mismo.

El dolor leve a moderado por lo general se trata con medicamentos como el paracetamol, o con un antiinflamatorio no esteroideo, como el ibuprofeno o el naproxeno.

El dolor moderado a severo se puede tratar con medicamentos opioides, como la codeína o el tramadol. También pueden usarse combinados con antiinflamatorios no esteroideos.

El dolor severo se trata con medicamentos opioides más potentes, como la morfina y la oxicodona, que pueden prescribirse combinados con paracetamol o antiinflamatorios.

Otras formas de tratar el dolor

Dependiendo de la causa y la zona en la cual se localice el dolor, puedes llegar a necesitar otras sustancias o estrategias.

Por ejemplo, si tienes un dolor muscular, además de una pomada tópica puedes aplicar descanso, compresión, frío y elevación.

El dolor causado por indigestión puede mejorar mucho tomando un antiácido, y las migrañas intensas responden bien al uso de triptanos, mismos que pueden revertir los cambios arteriales en el cerebro que causan dicho padecimiento.

Condiciones médicas

Algunos tipos de medicamentos para el dolor pueden detonar o empeorar algunas condiciones médicas y deberían ser evitados por ciertas personas.

Por ejemplo, los antiinflamatorios no esteroideos pueden hacer que las úlceras estomacales empeoren y causarle complicaciones a las personas con diabetes tipo dos, condiciones cardíacas, hepáticas y de edad avanzada.

Interacciones medicamentosas

Antes de tomar cualquier analgésico, asegurate de que éste no tiene alguna interacción peligrosa con algún otro medicamento que estés tomando.

No olvides consultarlo siempre con tu médico.

Alergias

Algunos tipos de alergias pueden aparecer al ingerir ciertos analgésicos. Por ejemplo, los antiinflamatorios no esteroideos pueden causar enrojecimiento, salpullido, congestión y empeorar la condición preexistente del asma.

Las personas con pólipos nasales o asma tienen bastante más riesgo de experimentar reacciones alérgicas de este tipo.

Lee nuestra guía sobre los síntomas de alergias

Tipos de analgésicos

Los analgésicos se dividen en los siguientes tipos:

  • Antinflamatorios no esteroideos y paracetamol.
  • Corticosteroides.
  • Opioides.
  • Antidepresivos.
  • Anticonvulsivos.
  • Parches de lidocaína.

Antinflamatorios no esteroideos

Los antinflamatorios no esteroideos y el paracetamol se utilizan para aliviar el dolor de leve a moderado, así como los procesos inflamatorios en muchas partes del cuerpo. Entre los más frecuentes encontramos:

  • Paracetamol o acetaminofén.
  • Ibuprofeno.
  • Diclofenaco.
  • Naproxeno.
  • Ácido mefenámico.
  • Ácido acetilsalicílico.

Estos medicamentos actúan bloqueando y reduciendo las enzimas y las hormonas que causan el dolor y la inflamación en el cuerpo, pero no son recomendables a personas que tienen problemas estomacales, pues pueden facilitar el sangrado intestinal.

Tampoco deberían ser consumidos por personas con asma, problemas cardíacos o hepáticos.

Normalmente, los analgésicos no esteroideos vienen en presentación de pastillas, pero también hay presentaciones en gel o cremas para dolores musculares.

El acetaminofén o paracetamol no es un antiinflamatorio, pero tiende a meterse en la misma categoría, pues también es ideal para ayudar con el dolor de leve a moderado y puede ayudar a reducir la fiebre, aunque no tiene efecto sobre los procesos inflamatorios.

El paracetamol y los antiinflamatorios funcionan diferente, ya que el primero actúa en las zonas del cerebro que reciben los mensajes de dolor, y los segundos reducen la cantidad de unas sustancias similares a las hormonas llamadas prostaglandinas, que causan dolor.

Con frecuencia, el paracetamol se prescribe en combinación de algún analgésico no esteroideo.

Inhibidores de ciclooxigenasa 2 (COX-2)

Son antiinflamatorios no esteroideos, pero con menos efectos secundarios que los que mencionamos anteriormente.

También son capaces de reducir el dolor y la inflamación, y también están contraindicados para personas con daño cardíaco o hepático. Algunos inhibidores de COX-2 son:

  • Meloxicam.
  • Rofecoxib.
  • Celecoxib.
  • Valdecoxib.

¿Qué son los corticosteroides?

Las prescripciones de corticosteroides son efectivas para aliviar el dolor causado por procesos inflamatorios agudos o crónicos. Además, en general revierten los procesos inflamatorios y sus derivados con bastante eficacia.

Los corticosteroides también pueden ser muy efectivos para tratar alergias, asma y artritis. En el caso de que se utilicen para disminuir el dolor, generalmente se administran en presentación de píldoras o inyecciones que actúan en zonas específicas.

Algunos corticosteroides comunes son:

  • Prednisona.
  • Prednisolona.
  • Metilprednisolona.

Este tipo de medicamentos deben tomarse solo bajo receta médica y siguiendo las indicaciones de la dosis con mucha atención, pues de otro modo pueden presentarse efectos secundarios severos como:

  • Ganancia de peso.
  • Dolores de cabeza.
  • Adelgazamiento óseo.
  • Debilidad inmunológica.
  • Malestar estomacal.
  • Cambios de humor.

Para evitar estos efectos no deseados, los corticosteroides suelen tomarse aumentando la dosis de manera gradual e interrumpiendo el tratamiento también de manera gradual. De cualquier manera, no es bueno tomarlos por demasiado tiempo.

¿Qué son los opioides?

Los opioides son narcóticos para aliviar el dolor que incluyen opioides sintéticos, semi sintéticos o naturales. Generalmente se utilizan para tratar episodios de dolor agudo luego de accidentes o cirugías.

Algunos de los opioides más utilizados son:

  • Morfina.
  • Fentanilo.
  • Oxicodona.
  • Codeína.

Lo opiodes son efectivos para tratar dolores severos ya que interfieren con las señales del dolor directo en el cerebro y no facilitan el sangrado intestinal, como otras clases de analgésicos.

Este tipo de medicamentos se utilizan bajo estricto control médico pues es fácil que causen adicción si se utilizan por mucho tiempo o de manera inmoderada. Algunos de sus efectos secundarios incluyen:

  • Mareos.
  • Problemas respiratorios.
  • Náuseas.
  • Constipación.
  • Comezón.
  • Adicción.

Antidepresivos

Los antidepresivos son drogas que ayudan a tratar algunas condiciones emocionales por medio de un ajuste en los niveles de neurotransmisores, que también puede ayudar a disminuir el dolor.

Estos medicamentos, en dosis bajas, pueden incrementar la disponibilidad de las señales de bienestar y relajación del cuerpo, lo que ayuda a mejorar los síntomas de algunos tipos de dolores crónicos que no parecen responder bien a otros tratamientos.

Algunos de los más comunes son:

  • Recaptadores selectivos de serotonina.
  • Antidepresivos tricíclicos.
  • Inhibidores de recaptación de serotonina y norepinefrina.

Para que estos medicamentos funcionen, necesitan presentar una acumulación constante en el cuerpo durante un período de tiempo determinado, aunque la dosis recetada para tratar el dolor tiende a ser menor que la que se receta para manejar la depresión.

Normalmente, los antidepresivos son una buena alternativa a largo plazo para tratar el dolor porque presentan menos efectos secundarios que otros tipos de medicamentos analgésicos, pero también existe riesgo de que se presente:

  • Visión borrosa.
  • Dolor de cabeza.
  • Constipación.
  • Dificultad para orinar.
  • Boca seca.

Anticonvulsivos

Los anticonvulsivos son drogas que por lo general se utilizan para tratar y prevenir las crisis de las personas epilépticas, pero pueden funcionar para tratar algunos tipos de dolor.

No se sabe con exactitud cuál es el mecanismo de acción que conllevan, pero se piensa que minimizan los efectos nerviosos que causan el dolor. Algunos anticonvulsivos comunes son:

  • Carbamazepina.
  • Pregabalina.

Los anticonvulsivos pueden presentar algunos efectos secundarios como:

  • Mareos.
  • Adormecimiento.
  • Fatiga.
  • Náusea.

Otros tipos de tratamientos para el dolor

Algunas veces, pueden recetarse parches de lidocaína para disminuir algunos tipos de dolor tópico.

Si el dolor no remite con los analgésicos y tratamientos más comunes, tu médico de cabecera podría canalizarte con un especialista del dolor, que muchas veces recurre a otros clases de medicamentos, a terapia física e incluso psicológica y emocional.

Para asegurarte de que estás tomando el tipo de medicamento más adecuado para tratar tus síntomas particulares, debes consultar siempre a tu médico. Evita automedicarte, pues podrías empeorar el problema.

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