Intolerancia a la lactosa: causas, síntomas y tratamiento

En la actualidad, aproximadamente, alrededor del 75% de la población mundial padece de intolerancia a la lactosa (Referencia).

Es uno de los trastornos más comunes y, con tratamiento adecuado, no suele interferir con la vida diaria de la persona afectada. Aún así, el problema se presenta cuando no es diagnosticado y la persona no conoce la raíz de los síntomas que padece.

En este artículo explicamos brevemente qué es la intolerancia a la lactosa, las causas, sus síntomas, diagnóstico y tratamiento.

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa es un trastorno digestivo que se produce cuando no se puede digerir la lactosa por deficiencia de lactasa (una enzima que la produce tu intestino delgado), la cual es necesaria para absorber la lactosa.

La lactosa es un disacárido, es decir que está compuesta de dos azúcares: una molécula de glucosa y una de galactosa.

Si en el cuerpo no se produce suficiente lactasa, estas dos moléculas no se digieren correctamente y pasan directamente al intestino sin ser digeridas, causando una serie de molestos síntomas (Referencia,Referencia,Referencia).

La lactosa se encuentra presente en todos los productos lácteos provenientes de mamíferos (incluso en la leche materna) y en la mayoría de los productos procesados que llevan leche o alguno de sus derivados como ingrediente.

La mayoría de las personas nacen con la habilidad para digerirla de forma correcta.

Causas de la intolerancia a la lactosa

Hay tres tipos diferentes de intolerancia a la lactosa, cuyas causas también varían.

1.- Intolerancia a la lactosa primaria:

El primer tipo de intolerancia a la lactosa es la primaria, la cual es la más común y es provocada por una disminución en la producción de lactasa a medida que la persona envejece y la cual tiene como consecuencia una absorción deficiente de la lactosa (Referencia).

Se cree que los genes tienen una gran influencia en el desarrollo de este tipo de intolerancia a la lactosa.

Se realizaron varios estudios a través de los cuales se descubrió que entre un 5% y 17% de la población europea la sufre, alrededor de un 44% de los americanos y entre un 60% y un 70% de los africanos y asiáticos.

Todavía se está estudiando el rol que juegan los genes en este tipo de intolerancia.

Se sabe que algunos bebes prematuros suelen sufrir intolerancia a la lactosa aunque es poco frecuentes que niños de raza blanca menores a los 5 años la sufran (la edad se reduce a los 2 años si nos referimos a niños de raza negra).

Por otra parte, es una afección muy frecuente en adultos con ascendencia asiática, africana o americana. En las personas de Europa del norte u occidental es mucho menos frecuente (aunque no por ello inexistente).

2.- Intolerancia a la lactosa secundaria:

La intolerancia a la lactosa secundaria surge como consecuencia de una inflamación en los intestinos que puede producir que la producción de lactosa disminuya temporalmente.

Es un trastorno raro provocado por otra enfermedad, como, por ejemplo, infecciones estomacales o en el intestino delgado producidas por virus, parásitos o bacterias, cirugías del intestino delgado.

También ocurre por  enfermedades que dañan a este intestino, por ejemplo, la celiaquía o la enfermedad de Crohn o malnutrición, o causada por una diarrea prolongada o por enfermedades como la anorexia o la bulimia.

3.- Intolerancia a la lactosa congénita

La lactosa es congénita y es la más rara de ellas. Es provocada por un defecto genético y se ha detectado y reportado una escasa cantidad de casos alrededor del mundo.

Este tipo de intolerancia se presenta desde el momento del nacimiento y no tiene cura, por lo cual la persona tendrá que vivir con una dieta libre de lactosa para evitar lesiones y consecuencias graves.

Los síntomas más comunes de la intolerancia a la lactosa son:

  • Calambres abdominales
  • Gases y flatulencias
  • Sensación de hinchazón y de distensión abdominal
  • Diarreas ácidas
  • Heces pastosas y flotantes
  • Defecación explosiva
  • Enrojecimiento en la zona perianal.
  • Espasmos abdominales.

Los síntomas no tan frecuentes de la intolerancia a la lactosa:

  • Una necesidad urgente de ir al baño
  • Mareos
  • Vómitos
  • Dolor en la parte baja del estómago y estreñimiento.

La diarrea surge debido a que la lactosa que no se digiere en el intestino delgado provoca que el agua se dirija al tracto digestivo y, una vez que la lactosa llega al colon, es fermentada, lo cual provoca la sensación de hinchazón, los gases y el dolor.

La gravedad de los síntomas varía de acuerdo tanto a la cantidad de lactosa que puede tolerar y digerir el cuerpo como a la cantidad que se ingirió.

En casos más raros puede tener síntomas como abatimiento, dolor en las extremidades, cansancio, problemas en la piel, dificultad para concentrarse, presentar crisis nerviosas y problemas para dormir.

Diagnóstico de la intolerancia a la lactosa

Tu médico debe diagnosticar la intolerancia a la lactosa antes de que empices un tratamiento. Para hacerlo, hay varias pruebas que pueden ayudar en el diagnóstico correcto.

1.- La prueba de intolerancia a la lactosa

La primera es la prueba de tolerancia a la lactosa a través de la cual se mide la concentración de glucosa en la sangre, antes y después de consumir algún alimento que contenga lactosa.

Si el nivel de glucosa en sangre supera cierto nivel, entonces la persona tiene intolerancia a la lactosa.

2.- La prueba del aliento

En esta prueba el paciente tiene que ingerir algún producto  con lactosa y luego se evalúa si hay hidrógeno en el aire que la persona exhala el cual solo estará presente si la lactosa fermenta en el intestino.

3.- Biopsia de la mucosa del intestino delgado

Se puede diagnosticar mediante una biopsia en la mucosa del intestino delgado, la cual se hace a través de una gastroscopia que permite extraer una pequeña muestra de la mucosa que se quiere analizar.

En niños o en personas que con alguna contraindicación a estas pruebas, se puede realizar un análisis de las deposiciones para averiguar su acidez y, de esta forma, comprobar si la persona es intolerante a la lactosa o no.

Algunas personas se auto diagnostican tras suprimir los productos con lactosa y luego reincorporarlos a su dieta para evaluar si los síntomas vuelven a aparecer.

Es preferible concurrir con un especialista para que descarte todas las posibles enfermedades que podrían causar esos síntomas y obtener, a su vez, un diagnóstico correcto y certero.

Tratamiento de la intolerancia a la lactosa

Una vez diagnosticada correctamente la intolerancia a la lactosa, dependiendo de la severidad de los síntomas se establecerá el tratamiento a seguirse.

Si los síntomas fueran leves, entonces reducir la cantidad de productos lácteos que se consume será suficiente.

En cambio, si los síntomas son más intensos, lo mejor es eliminar la lactosa completamente.

Si la persona no estuviera dispuesta a renunciar al consumo de productos lácteos, hay varios tratamientos naturales que valen la pena probar para evaluar su eficacia en cada caso en particular.

Suplementos de enzimas para tratar la intolerancia a la lactosa

En primer lugar, es útil considerar el consumo de suplementos de enzimas que favorezcan y ayuden en la digestión de la lactosa.

Se realizaron varios estudios y, si bien los resultados varían de persona a persona, un consumo de 20 gramos de lactosa ayudó a quienes la tomaron pero, en dosis mayores a los 50 gramos, no tenían ninguna clase de efecto.

Otra forma de superar esta intolerancia, es incorporar paulatinamente productos lácteos para que el cuerpo se adapte.

Si bien se realizaron pocos estudios al respecto, los resultados fueron positivos. Aún así, es preferible consultar con su médico antes de intentarlo.

Consumir probióticos y prebióticos para tratar la intolerancia a la lactosa

Una buena opción es consumir probióticos y prebióticos, los cuales todavía están siendo estudiados como tratamiento para esta enfermedad pero que se ha demostrado que reducen la mayoría de sus síntomas.

Si la intolerancia a la lactosa fuera producto de otra enfermedad, entonces, al tratar la enfermedad principal los síntomas que esta provoca deberían disminuir (incluyendo la intolerancia a la lactosa secundaria).

Dieta si tienes intolerancia a la lactosa

Aumenta el consumo de alimentos con alto contenido de calcio (por ejemplo, sardinas, espinaca, salmón o brócoli) para reemplazar el que se obtiene de los productos lácteos, evitar cualquier clase de producto que se elaboren con lácteos (incluso medicamentos).

Es ideal exponerte al sol para asegurarse de obtener la cantidad apropiada de vitamina D para que se asimile correctamente el calcio ingerido y evitar problemas en los huesos y articulaciones.

Conclusión

Si crees que padeces intolerancia a la lactosa es momento de consultar a un médico para que te recete el tratamiento adecuado para tu caso.

Mientras tanto, puedes comenzar por aplicar algunos de los consejos que mencionamos para disminuir los síntomas.

Si eres una de las tantas personas que la tuvo o la tiene actualmente, sería interesante que compartas tu experiencia y algunos consejos para ayudar a personas que hayan sido diagnosticadas recientemente o que desean obtener más información sobre ella.

Comparte esta información con familia y amigos.

Referencias

  • Szilagyi A. Adult lactose digestion status and effects on disease. Can J Gastroenterol Hepatol. 2015.
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  • Yanyong Deng, Benjamin Misselwitz, Ning Dai and Mark Fox. Lactose Intolerance in Adults: Biological Mechanism and Dietary Management. Nutrients. 2015.
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  • Di Rienzo T1, D'Angelo G, D'Aversa F, Campanale MC, Cesario V, Montalto M, et al. Lactose intolerance: from diagnosis to correct management. Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2013.
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  • Ugidos-Rodríguez, Santiago & Cruz Matallana-González, Maria & Sánchez-Mata, María-Cortes. Lactose malabsorption and intolerance: a review. Food & Function. 2018.
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  • V. F. Moreira y A. López San Román. Intolerancia a la lactosa. Revista Española de Enfermedades Digestivas, vol. 98. 2006.
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