Las propiedades del durazno, además de ser un fruto dulce, jugoso, terso y lleno de vitaminas; es también el favorito de los postres junto con la fresa. Su nombre científico es Prunus pérsica, de un árbol originario de China y Afganistán. La textura del durazno, es identificable y disfrutable por muchos. Para algunas culturas, incluyendo la asiática, se decía que la piel y el color del durazno maduro, recordaban a la piel de una mujer, pues tiene una sensación aterciopelada. La pulpa del durazno es de las más dulces, y cuenta con una semilla grande en el centro.
Las variedades alternativas más populares del durazno, son: el melocotón, y la nectarina. Del durazno se aprovecha todo, ya que no necesita extraerse la cáscara para su consumo, y en la industria de los postres, se conserva en almíbar o mermelada, mientras que el corazón se utiliza para ser pulverizado y aplicado en la industria cosmética, como aditivo para geles exfoliantes.
Las propiedades del durazno en la nutrición
De las propiedades del durazno más importantes, se encuentra, su alto aporte en vitamina B7, Potasio, azúcares, agua. En la salud, todo esto se traduce en una eficiente degradación de grasas, equilibrio de los niveles de azúcar en la sangre, mantenimiento de los músculos y una adecuada movilidad. También contiene Betacaroteno y Ácidos Grasos, el cual, al ser ingerido se transforma en vitamina A; vitamina que ayuda a regenerar las células de la retina, aumentar el sistema inmunitario, crear una capa protectora de los rayos UV en la piel, además de que reduce la probabilidad de ataques cardíacos. En el durazno se halla un antioxidante complementario llamado que junto con la Luteína y Zeaxatina, ayudan a tener una mejor visión y capacidad ocular.
Las propiedades del durazno en la alimentación
El durazno puede disfrutarse solo, con un poco de crema a modo de postre, en pasteles, en cocteles, en almíbar, mermelada y néctares. La industria y la repostería han aprovechado el durazno en preparaciones dulces, debido a su alta concentración en azúcares, fácil almacenamiento y largo período de vida. No obstante, es recomendable comerlo al natural y hasta dos veces por semana en temporada. El durazno también aporta fósforo y vitamina C, dos nutrimentos que procuran la salud de las membranas y mucosas, protegiéndolas de virus y bacterias, haciendo el cuerpo tolerante al frío y los cambios abruptos de temperatura.
De las propiedades del durazno más bondadosas, es que promueve la reparación de la piel y el refrenamiento de las enfermedades degenerativas. Contribuye al desarrollo de huesos, dientes y cartílagos; además de tener un papel muy importante en la formación de la estructura de ADN y ANR, por lo que se recomienda consumirlo durante el embarazo.
Así que ya lo sabes, integra al durazno en tu dieta, y disfruta de su sabor al natural, te ayudará a tener una mejor salud.