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Gastroenteritis en niños: causas, síntomas y tratamiento

 

La gastroenteritis, denominada muchas veces de forma incorrecta como “gripe estomacal”, es el disturbio digestivo más común entre los niños.

Generalmente es causada por una infección viral, bacteriana o parasitaria; que causa una combinación de vómitos, diarrea, cólicos abdominales, fiebre y falta de apetito que puede llevar a la deshidratación.

Cuando se torna grave, la deshidratación provocará un desequilibrio de sustancias químicas de la sangre, llamadas electrolitos, que se produce por la pérdida de líquidos corporales en los vómitos y las heces.

En el caso de manifestarse de forma grave, se requiere que el niño sea llevado con urgencia al médico para su tratamiento.

Causas de la gastroenteritis

Las virosis (por rotavirus, adenovirus, etc), son la causa más común de gastroenteritis en niños.

La infección por rotavirus es más frecuente en niños; en adultos es poco probable que contraigan la gastroenteritis por dicho virus, ya que una vez que se ha tenido en la infancia, el organismo se vuelve inmune al mismo.

Tanto la infección por rotavirus como por adenovirus es más común en bebés y niños pequeños que en adolescentes.

Generalmente este tipo de virosis se contrae por contacto con otros niños que tienen la enfermedad o que fueron expuestos a ella; puede ser en guarderías, escuelas y cualquier otro lugar con muchas personas.

Normalmente la gastroenteritis viral se propaga de la mano hacia la boca, pero también al estornudar o escupir. En el caso de los niños tal propagación es particularmente fácil, debido a que ellos luego de jugar colocan las manitos y los dedos contaminados en la boca.

Existe otro tipo de gastroenteritis que puede ser producida por bacterias como la Escherichia coli, Salmonella o Shigella; y por parásitos como la giardia. Esta forma de gastroenteritis también es conocida como intoxicación alimentaria.

Los niños pueden contraer la gastroenteritis bacteriana por tocar o comer alimentos contaminados, principalmente carnes y huevos crudos o mal cocidos; también tomando leche o jugos no pasteurizados.

Las bacterias pueden crecer en muchos alimentos que se dejan expuestos sin refrigeración, por ejemplo en un picnic o bufet. Cuando bacterias como el Staphylococcus contaminan los alimentos, ellas secretan una toxina que causa vómito y diarrea repentinamente.

También se ha detectado que los niños pueden contraer gastroenteritis bacteriana o parasitaria por consumir mariscos deteriorados, beber agua contaminada, de pozos, ríos y piscinas, y al viajar a lugares de alto riesgo por tener condiciones sanitarias deficientes.

Lee nuestra guía sobre cómo se contagia la gastroenteritis y cómo prevenirla

Síntomas de la gastroenteritis en niños

Los síntomas de la gastroenteritis en general son una combinación de vómitos, diarrea, cólicos, fiebre, dolor en la cabeza y extremidades, así como falta de apetito.

Cuando la causa es viral, predominan los vómitos al comienzo de la enfermedad; luego aparece la diarrea muy liquida, aunque en algunos niños pueden darse ambos al mismo tiempo.

Cuando el problema es originado por bacterias, las heces pueden tener sangre.

En general los síntomas de la gastroenteritis tienden a disminuir en los niños que beben mucho líquido.

Los niños con gastroenteritis presentan síntomas leves, que tienden a aliviarse en pocos días. Si hay vómitos, pueden durar solo un día, ya la diarrea suele continuar después que el vomito se detiene y puede llegar a durar entre cinco y siete días.

El síntoma principal de una complicación de la gastroenteritis grave es la deshidratación, la cual ocurre con la pérdida de líquido en las heces y los vómitos.

Cuando la deshidratación es leve, puede ser tratada de forma rápida y fácil con la ingesta de líquidos.

Ya cuando se torna severa puede inclusive llegar a ser fatal, por lo cual debe tratarse rápidamente, ya que los distintos órganos del cuerpo requieren líquidos para su funcionamiento normal, por lo cual estos casos deben considerarse como una emergencia médica.

Los síntomas que puede presentar un niño con un cuadro de deshidratación son los siguientes:

  • Baja producción de orina.
  • Boca reseca (incluyendo labios y lengua).
  • Disminución considerable de la producción de lágrimas cuando llora.
  • Ojos hundidos.
  • Carácter irritable o falta de energía (letargia).
  • Debilidad.

En los casos de que la deshidratación sea muy grave, se pueden presentar además  los siguientes síntomas:

  • Piel pálida.
  • Manos o pies fríos.
  • Somnolencia.
  • Respiración rápida.

La ocurrencia de deshidratación en niños padeciendo de gastroenteritis, se puede presentar con mayor probabilidad en:

  • Bebés de menos de un año, debido a que estos no requieren perder muchos fluidos para que ocurra un desequilibrio considerable en sus líquidos corporales.
  • Bebés de menos de un año, con bajo peso al nacer.
  • Bebés que dejan de tomar leche materna durante la gastroenteritis.
  • Bebés o niños mayores que no consuman líquidos durante la enfermedad.
  • Bebés o niños con diarrea fuerte (seis o más episodios por día) y vómitos que se presenten 3 o más veces al día.

Diagnóstico de la gastroenteritis en niños

Normalmente los padres detectan que sus hijos están padeciendo de gastroenteritis por la presencia de los síntomas típicos, que a menudo son ligeros y mejoran en pocos días sin cualquier tipo de tratamiento, mas allá de la ingesta de mucho líquido.

No obstante, se pueden presentar situaciones en las que será necesario llevar al niño al médico.

El doctor hará su diagnóstico con base en los síntomas y la información que los padres puedan proporcionar.

En general no serán necesarios exámenes de diagnostico, ya que la mayoría de las formas de gastroenteritis duran poco; sin embargo, algunos exámenes de laboratorio de rutina pueden ayudar a precisar la causa de la gastroenteritis e identificar si hay desequilibrio en los componentes químicos de la sangre.

Entre las pruebas de laboratorio, seguramente el médico solicitará una muestra de heces del niño para su análisis, sobre todo si se presentan las siguientes condiciones:

  • Evacuación de heces con sangre.
  • Malestar fuerte.
  • Sospecha de intoxicación alimentaria.
  • Viajes recientes al extranjero.
  • Necesidad de hospitalización.

El médico también podrá solicitar información importante para el diagnostico, por medio de un pequeño cuestionario que podrá incluir las siguientes preguntas:

  • ¿Ha realizado viajes recientes al exterior? (sobre todo a lugares con poco control sanitario).
  • ¿El niño ha estado en contacto con otra persona con síntomas semejantes?
  • ¿Por cualquier otro motivo, el niño ha sido ingresado recientemente en un hospital?
  • ¿El niño ha tomado últimamente antibióticos?

En cuanto al examen físico que el médico hará al niño, para detectar si hay señales de deficiencia de líquidos en el cuerpo, se realizará lo siguiente:

  • Verificación de temperatura.
  • Medición de frecuencia cardíaca.
  • Examen abdominal para determinar si hay dolor o sensibilidad.

Tratamiento de gastroenteritis en niños

Cuando un niño tiene gastroenteritis, los padres deben estar atentos con la hidratación. En el caso de bebés, estos deben ser hidratados y recibir atención médica inmediata si se nota que:

  • Los ojos están hundidos.
  • La fontanela (área blanda de la cabeza) parece hundida.
  • No se producen lágrimas al llorar.
  • No hay mucha producción de orina.
  • La boca se nota reseca.
  • Si el niño está menos alerta y con poca energía (letárgico).

Se deben suministrar líquidos al niño en pequeñas cantidades pero de forma frecuente. Principalmente solución oral de electrolitos (disponible en las farmacias).

Si es un bebé, este debe continuar siendo amamantado o alimentado con su fórmula láctea.

Hay bebidas que por ser muy azucaradas pueden empeorar la diarrea, además no contienen los electrolitos requeridos para sustituir los que el cuerpo perdió, por lo tanto no deben ser suministradas (refrigerantes, jugos, bebidas deportivas o cualquiera que contenga cafeína).

En el caso de niños que estén presentando vómitos, pequeñas cantidades de líquidos ayudan a prevenir la deshidratación.

Si el líquido suministrado no es vomitado, los tragos deben ser repetidos cada diez o quince minutos, e ir aumentando la cantidad hasta treinta o sesenta mililitros. Ya las cantidades mayores pueden ser dadas con menor frecuencia, más o menos a cada hora.

Los líquidos suelen ser absorbidos de forma muy rápida, por lo cual si el niño vomita luego de 10 minutos de haber bebido, la mayor parte de ese líquido habrá sido absorbida y la hidratación deberá ser continuada.

La cantidad de líquido que el niño debe ingerir en un periodo de 24 horas va a depender de la edad, pero en general debería ser de 98 ml por cada kilo de peso corporal.

Cuando la frecuencia de los vómitos o la diarrea disminuya, se debe intentar retomar una dieta normal al día siguiente.

Los niños que presentan diarrea y pocos vómitos, deben ingerir más líquidos para compensar lo perdido con la diarrea.

¿Qué hacer cuando hay diarrea fuerte?

En presencia de diarrea fuerte, el consumo de productos lácteos deberá ser disminuido. La gastroenteritis grave puede disminuir la capacidad del organismo del niño para absorber la lactosa, produciéndose así un aumento de la diarrea.

Los niños que no consiguen tolerar ni siquiera pequeños tragos de líquidos o que presentan signos de deshidratación grave (letargia, boca seca, falta de lagrimas y ausencia de orina, por seis o más horas) corren peligro y deben ser atendidos de emergencia.

Si la deshidratación es grave se debe administrar suero por vía endovenosa.

Los medicamentos antidiarreicos no son recomendados para niños, sin embargo algunos que alivian las nauseas o vómitos, como Ondansentrón, pueden ser administrados luego que la causa de los vómitos haya sido determinada.

Los antibióticos no son eficaces cuando la gastroenteritis es de origen viral, solamente deben ser utilizados para infecciones bacterianas. En el caso de infección por parásitos, existen los medicamentos antiparasitarios que serán indicados por el médico.

El consumo de probióticos, como los lactobacilos encontrados normalmente en el yogur, pueden disminuir un poco la duración de la diarrea, en el caso de que se comiencen a tomar inmediatamente que comienza la gastroenteritis.

Para el alivio del dolor de cabeza y la fiebre puede ser indicado Paracetamol o Ibuprofeno.

En el caso de la diarrea, existe un medicamento (Racecadotrilo), que puede ser administrado para disminuir la cantidad de líquido que secreta el intestino, haciendo que las heces sean más sólidas. Normalmente se utiliza en niños de más de 3 meses de edad.

Lee también nuestra guía sobre las heces oscuras y cómo tratarlo 

Complicaciones y pronóstico de la gastroenteritis

Recapitulando, tenemos que cuando se está en presencia de gastroenteritis, los ataques constantes de diarrea o vómitos pueden causar pérdida de cantidades significativas de líquidos y sales minerales.

Esto significa que en casos graves de deshidratación se puede llegar a un shock.

Tal estado de deshidratación es la principal complicación de la enfermedad, siendo que cuando el paciente llega a ese estado se pueden presentar los siguientes síntomas:

  • Sed excesiva.
  • Disminución del número de micciones.
  • Orina oscura.
  • Letargia, mareos o desmayos.

Cuando la deshidratación se presenta en bebes y niños pequeños los síntomas son un poco distintos:

  • Boca y lengua secas.
  • Ausencia de lágrimas al llorar.
  • Pañales secos por más de 3 horas.
  • Fiebre elevada.
  • Comportamiento somnoliento o debilitado.
  • Ojos y mejillas hundidas.

Otras complicaciones que pueden existir, pero son muy raras, pueden producir desordenes como:

  • Artritis reactiva o Síndrome de Reiter (inflamación de articulaciones, muy dolorosa producida por infecciones).
  • Síndrome de intestino irritable (disturbio gastrointestinal caracterizado por dolores abdominales y alteraciones en el tránsito intestinal, sin ninguna causa orgánica identificable).
  • Síndrome de Guillain-Barré (enfermedad autoinmune que se produce cuando el sistema inmunológico ataca partes del propio sistema nervioso, llevando a inflamación de los nervios, que produce debilidad muscular).

En el caso de que el niño posea de base alguna enfermedad crónica como la diabetes, o si su sistema inmune no tiene buen funcionamiento, pueden surgir otro tipo de complicaciones, como son la inflamación de la piel y los ojos.

Situación que también puede darse si se han tomado esteroides por un largo período de tiempo, o si se está recibiendo quimioterapia para el cáncer.

Cuando la gastroenteritis es ocasionada por Salmonella, la infección puede llegar a extenderse a otras partes del cuerpo del niño, como huesos, articulaciones o meninges.

La intolerancia a la lactosa puede suceder después de una gastroenteritis; esta se manifestará por cierto periodo de tiempo, la misma se denomina intolerancia a la lactosa adquirida o secundaria.

Situación que ocurre debido a que la gastroenteritis puede damnificar el revestimiento del intestino del niño, lo que hace que la producción de lactasa (enzima necesaria para el metabolismo de la lactosa), se vea disminuida o ausente.

Tal intolerancia puede ocasionar inflamación y dolor abdominal, gases y heces líquidas, luego de ingerir leche. Cuando la infección es erradicada y el revestimiento intestinal se recupera, la situación mejora.

Otra complicación que puede presentarse, aunque no es común, es el síndrome hemolítico urémico, que está asociado a la gastroenteritis producida por infección de una cepa especifica de E. coli (O157).

Dicho síndrome es grave: puede producir anemia, conteo bajo de plaquetas e insuficiencia de los riñones; a pesar de su gravedad, si se detecta y trata a tiempo, habrá una buena recuperación.

Obviamente debido a que la gastroenteritis es una afección que afecta el tracto gastrointestinal, muchos niños que la padecen pueden desarrollar desnutrición, principalmente aquellos que habitan países subdesarrollados.

Prevención de la gastroenteritis

La mejor forma de prevenir la gastroenteritis es por medio del cumplimiento de medidas estrictas de higiene.

Es importante observar cuidadosamente la mejor forma de almacenar los alimentos, su preparación y cocción adecuada.

Por otra parte es esencial el buen lavado de las manos e inculcar en los niños este hábito, sobre todo:

  • Luego de ir al baño.
  • Después de cambiar pañales.
  • Antes de preparar alimentos.
  • Entre la manipulación de carnes crudas y la comida preparada para ser consumida, ya que la primera puede contener bacterias.
  • Antes de comer.
  • Luego de ejecutar labores de jardinería.
  • Después de estar en contacto con mascotas.

Adicionalmente se debe estar atento a ciertos cuidados cuando se visite algún lugar donde las medidas sanitarias sean deficientes.

Procure solo consumir agua mineral embotellada, evitando alimentos que sean lavados con aguas sospechosas y las bebidas que no sean preparadas de manera segura.

La lactancia materna protege a los niños pequeños, los bebés alimentados de esta forma están más seguros que aquellos que se alimentan con biberones.

Prevención de propagación de la gastroenteritis

Debido a que la gastroenteritis puede ser fácilmente transmitida entre personas, se debe disminuir dicha posibilidad tomando medidas adecuadas, como son:

  • Si el bebé tiene gastroenteritis, se debe realizar un estricto lavado de manos después de cambiar los pañales del pequeño, con jabón líquido y agua tibia de preferencia. El buen secado de las mismas también es importante.
  • En el caso de niños mayores con la enfermedad, se debe desinfectar el inodoro después de utilizar.
  • Es importante realizar también la limpieza del asiento del inodoro, de las manijas del lavamanos y de la puerta del baño, por lo menos una vez al día. Para el secado de dichas superficies utilizar toallas desechables.
  • En el caso de que el niño use urinario, el mismo debe ser lavado con agua caliente y detergente, utilizando siempre guantes desechables para su manipulación. Dejar secar al aire libre.
  • Hacer que el niño lave sus manos luego de ir al baño, preferiblemente con jabón líquido.
  • En el caso de que la ropa del niño, o las sábanas se lleguen a ensuciar, las heces deben ser eliminadas en el inodoro, para luego lavarlas de forma separada con el agua lo más caliente posible.
  • No dejar que el niño comparta cualquier tipo de ropa (incluyendo toallas o sábanas).
  • No permitir que el niño enfermo ayude de alguna forma en la cocina cuando se están preparando los alimentos.
  • Separar los cubiertos, platos y vasos que el niño utiliza. No deben ser compartidos bajo ningún concepto por nadie más de la familia.
  • Evitar que el niño esté en contacto con otros niños durante el tiempo que dure la enfermedad.
  • No llevar al niño a la guardería o escuela, hasta por lo menos 2 días después de haber desaparecido la enfermedad.
  • El niño que ha padecido de gastroenteritis no debe ser llevado a la piscina al menos hasta haber pasado dos semanas después de cesada la gastroenteritis.

Inmunización

El rotavirus (virus de la familia Reoviridae), es la causa más común de gastroenteritis en los niños. Existe una vacuna efectiva contra dicho virus.

Entre los casos de diarrea en niños, el rotavirus es responsable por un elevado porcentaje de las internaciones, siendo el caso de que la diarrea es una de las principales causas de muerte en niños menores de dos años, por lo cual la inmunización debe ser prioridad.

Esta vacuna se aplica vía oral, en gotas. Existen dos tipos de vacuna contra el rotavirus, la monovalente (VRH1) y la pentavalente (VR5), la primera protege contra un tipo de rotavirus, mientras que la otra ofrece protección contra cinco tipos.

Ambas son preparadas a partir del virus atenuado y generalmente se ofrecen en dos dosis, aunque hay casos en que la VR5 se administra en tres dosis.

Las reacciones más comunes a la vacuna que el bebé puede tener incluyen fiebre baja, malestar, algún episodio de vómito o regurgitación. Tales reacciones pueden llegar a ocurrir hasta 3 semanas después de la aplicación de la vacuna.

Cuando las reacciones involucren sangre en las heces, llanto continuo causado probablemente por dolor abdominal, alergia en la piel y episodios de vómito y diarrea, se debe solicitar ayuda médica de emergencia.

Esto es esencial, ya que los bebés se deshidratan fácilmente.

La vacuna contra el rotavirus está contraindicada en niños con menos de 6 semanas de edad, deficiencias inmunológicas por enfermedad, que hayan tenido alergia a la vacuna con una dosis anterior o por uso de medicamentos que puedan causar inmunosupresión.

Precauciones con la vacunación contra rotavirus

Hay ciertos cuidados que deben ser tomados en consideración antes, durante y después de la vacunación, como son:

  • No amamantar al bebé una hora antes o una hora después de la aplicación de la vacuna, así se evita que el pequeño regurgite o vomite la misma.

En cuanto a la vacunación propiamente dicha, las personas responsables por la misma deben verificar que:

  • Las vacunas estén almacenadas en refrigeradores adecuados.
  • Los refrigeradores posean control de la temperatura.
  • La temperatura de los mismos esté entre + 2º C y + 8º C.
  • Las vacunas sean retiradas del refrigerador minutos antes de su preparación para la administración.
  • La caja de la vacuna esté adecuadamente lacrada.
  • La vacuna a ser administrada sea la que debe aplicarse.
  • La vacuna esté dentro de su plazo de validez.
  • La vacuna se prepare en el momento exacto de su aplicación.
  • Los utensilios para su aplicación (aguja, jeringa, gotero) sean desechables.

Durante las 3 primeras semanas después de aplicada la vacuna, es muy importante que quien cuida del bebé lave bien sus manos después de hacer cambio de pañales, esto debido a que el virus puede ser eliminado en las heces del bebé.

Finalmente, recuerde que todo cuidado es poco para el bienestar de los niños, nunca se debe olvidar de consultar al pediatra, este tendrá siempre la mejor solución.

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